La siguiente historia la envió Sebastian, desarrollador web venezolano, que nos demuestra que en todos lados, infortunadamente, los clientes malos se parecen.
Todo empezó en un momento en que invertimos (una compañera y yo básicamente) algunos recursos publicitarios para darnos a conocer, por aquel entonces aun era empleado y poco a poco iba haciendo proyectos para ir creciendo como empresa, algo bastante difícil en la desastrosa situación económica de mi país.
De pronto, un Domingo, me llama un sujeto que estaba interesado en que le desarrolláramos dos sitios web en conjunto con un trabajo de posicionamiento en redes sociales, pensamos algo como «¡Un cliente nuevo! ¡La publicidad estaba surtiendo efecto» así que de inmediato tomamos datos de contacto y acordamos una reunión.
Ese día todo fue genial, ellos ya tenían su hosting y dominio reservados asi que sólo se trataba de un rediseño web, la persona (al que llamaré Dani) lucía muy seguro, yo le hacía preguntas sobre las claves de acceso a sus dominios y sobre el tipo de plan que usaban y para serte sincero quede impresionado, pensé que sería un trabajo bastante placentero debido a que todo parecía estar en orden… Parecía.
Primero les envié el presupuesto con una clausula que indicaba que debía abonarse el 50% al comienzo y después del desarrollo se debía abonar el 50% restante, me escribió diciéndome que me pagaría solamente el 20% y «después que vayamos viendo, te iremos pagando« («… muy mala señal…» pensé), le respondí diciéndole que para empezar a trabajar requeríamos el 50% y de no ser así lamentablemente no podíamos comenzar a trabajar.
Pagó el 50% y empezó el desarrollo… Perdón, el infierno. Le pedí los accesos a sus dominios y no sabía de lo que le estaba hablando, después de diez correos explicándole que cada proveedor de hosting le ofrece acceso con un usuario y una clave fue que logró dar con los datos requeridos, así pues me di cuenta de varias cosas:
1) El hosting que usaba era limitado, al punto que después de varias visitas el ancho de banda quedaba copado y quedaba bloqueado hasta que se renovara el mes (algo terrible si quieres que Google te indexé, de igual modo le ofrecí que podíamos mover el dominio a otro proveedor de hosting pero me comentó que estaba hasta los mismísimos de gastos publicitarios para su agencia y que de momento no estaba contemplado).
2) El espacio era ínfimo (100 megabytes, unas cuatro canciones de Iron Maiden) lo que dejaba poco margen de maniobra a la hora de subir imágenes por mencionar algo de tantas cosas que se hacen en un desarrollo web.
3) «Googleando» conseguí que la misma empresa tenía ¡otros sitios web! pero por algún motivo renovaban dominios nuevos, yo le hice la mención a Dani sobre esto (para que todos esos dominios redireccionarán al principal) y me comentó que no tenían las claves de esos dominios ¡¡Cada cierto tiempo olvidaban las claves y se veían obligados a abrir otros dominios cuando querían actualizar!!
Otra cosa que me di cuenta es que las antiguas webs era un total desastre a nivel de diseño y programación (pensé «bueno, por algo esta solicitiando rediseñarla«), así que me dediqué y les ofrecí un diseño el cual quedaron bastante satisfechos: era responsive (adaptable a cualquier tamaño de pantalla), también le dije que sería buena idea que hiciera una sesión de fotos a sus empleados para colocarlos en la página (no sé en México pero en Venezuela es algo que suele hacerse) a lo que respondió «pronto lo haremos, es que las muchachas tienen que ir a la peluquería primero jeje«, eso nunca ocurrió.
El desarrollo no fue un proceso especialmente doloroso pero si tedioso, más que nada por la información que suministraban, recibía montones de correos con archivos de Word, PDF y fotos dispersas con un «agrégalo a la web«, bueno, me tocó comerme unas cuantas verdes como decimos aquí, pero para serte sincero, eso no fue nada comparado con lo que vivió la chica con quien trabajo, todas las noches, mientras desarrollaba el proyecto nos quejábamos por Whatsapp de la forma de trabajo de Horror Tours, eran desordenados, pero bueno, no todo es perfecto pensamos.
Se concluyó el desarrollo y pagaron el 50% restante (¡Whoo!), le comenté que si deseaban que le actualizara la web debían cancelar una mensualidad, más que nada porque la misma necesitaba «nutrirse» de promociones, paquetes turísticos, etc… Y aceptaron de buena gana, así que empezó la segunda etapa: el mantenimiento.
Es aquí cuando la historia se pone peliaguda, es que como diseñadora que eres seguramente te llevarás las manos a la boca a leer lo que se viene, porque es aquí donde comienzan las escaleras al infierno profundo, donde los niños lloran y caminan demonios con piernas de cordero, es aquí donde Horror Tours se lució a lo grande.
Durante el primer mes pedimos que nos pasaran las promociones para colocarlas en la web y para darles rotación en las redes sociales, también solicitamos los artes para los mismos efectos, ¿Qué recibimos?: imágenes pegadas en los correos, imágenes pegadas en archivos de word, ¿quieres saber lo más triste? las promociones eran copiadas de otras agencias de viaje y la enviaban con aquella falta de vergüenza. Les llegamos a comentar que esos artes pertenecían a otra agencia y respondían que no importaba siempre que no se hiciera mención a esa agencia (¿?).
No sólo eso, le comente a Dani que necesitaba unos artes para colocarlos en el banner de la página (el cual tiene un efecto slide bien chulo oye tu) y note que pasaban los días y no recibí nada, desde que comenzó el mantenimiento pedí que me pusieran en contacto con «su» diseñador gráfico para poder coordinar lo que se necesitaba pero Dani siempre era esquivo al tema. Por norma aquí todas las agencias de viaje poseen un diseñador gráfico que constantemente esta generando artes promocionales. Dani me comentó que su diseñador ya no estaba con ellos, así que pensé en lo evidente: nunca tuvieron diseñador y la antigua web fue hecha por ellos mismos para ahorrarse unos duros. Todo encajó.
Le comenté que podría ponerle en contacto con un diseñador que nos sacara del apuro pero al recibir en mi Whatsapp como respuesta un «ok, pero que sea un diseñador rápido y barato» (textual) se me quitaron las ganas, y de verdad sentí hasta indignación y no pensé en hacerle la maldad a nadie así que dejé que ellos mismos buscaran su diseñador «rápido y barato».
Pasaron algunos días y le comente a Dani que sus promociones deben estar en el frontpage así que en poco tiempo recibi algunos ARCHIVOS DE POWER POINT pésimamente diseñados, le comenté que no era lo idóneo y que requeríamos al menos algo en JPG. Yo ya había perdido el interés y fue él mismo quien me comentó que ya «el problema del diseñador» estaba resolviendose… Su esposa había comenzado un curso de Diseño Gráfico.
Así pues, recibíamos los «artes» y me limitaba a cobrar por el trabajo (ya dejé de insistir), la web la saque del portafolio de la empresa porque aunque tiene un diseño muy moderno, los artes la «embarraron» por completo y la verdad quedó bastante fea. Todos los artes eran hechos con Power Point y obviamente jamás se decantaron por pagarle a algún diseñador para subir la imagen de su empresa. Lo más insólito es que Dani me llegó a comentar en una ocasión que los artes estaban «quedando bonitos», yo sólo me limité a no decir nada. Con respecto a las redes sociales pasaban cosas surrealistas, el trabajo de posicionamiento se perdía porque de pronto ellos insertaban publicaciones personales, así pues, veías en las cuentas oficiales de Horror Tours fotos de los dueños bañándose en la playa haciéndose menciones entre ellos ¡que poco serio!
Entonces con los meses siguieron los problemas, como la web se quedaba sin ancho de banda tras pocos días se perdía la indexación de Google, no bastó con que se lo comentara al comienzo, tuve que explicárselo varias veces porque no sé si es que se hacía el que no entendía o que. Me escribía a todas horas, todos los días por cualquier tontería de la web pensando que éramos soporte técnico de su empresa (incluso llego a pedirnos que abriéramos una cuenta Gmail, algo que no ocurrió desde luego), en los casos de caídas del servidor siempre lo remitía con un «escríbale al proveedor de hosting«.
Finalmente decidieron cambiar de hosting por uno comprado en el norte y pasamos de Guatemala a «Guatepeor» porque lo hicieron sin consultarme y provocó que unos scripts dedicados a enviar correos (para petición de paquetes turísticos) dejaran de funcionar. En ese momento me encontraba de viaje y les dije que para esas cosas tienen que avisar para poder adaptar el código de la página al nuevo servidor pero ellos se expresaban de una forma como que era mi culpa cuando ellos jamás me avisaron del cambio. Finalmente dejé la plataforma operativa.
Dani tenía la mala maña de que cada vez que surgía un problema me escribía por Whatsapp explicándome con larguísimos mensajes el alto gasto publicitario que tenían en prensa y radio (como si aquello era mi problema, igual nunca vi ni escuché un solo anuncio de ellos), textualmente me dijo que la agencia no estaba vendiendo mucho y que «tendría que pagarme con sus ahorros personales», creo que esperaba que le bajara el precio a los servicios, yo me limité a ignorar esto, pero esa maña era de muy mal gusto.
Decir que entre esos meses y justo ahora el servicio era intermitente porque no cancelaban de forma continua; un mes decidían hacer cambios, pero el otro mes no. Le comenté que así es muy difícil tener posicionamiento integrado de la web con las redes sociales, porque para ver un resultado medianamente decente de posicionamiento se necesitaba al menos seis meses de arduo trabajo. Nunca pudimos trabajar ni tres meses continuos; lo más insólito es que me escribió diciéndome que «el posicionamiento de facebook no funcionó, asi que probaría con instagram» yo le expliqué que así no era como funcionaba pero él insistió y de nuevo: me limité a cobrar.
Pasó un largo tiempo donde no supimos nada de ellos hasta que empezó a escribirme sobre un problema donde los correos no le llegaban (sí, los famosos scripts de la página), así que bueno, nada me quitó revisar y vi que los scripts estaban en orden; al parecer tocaron algo en la configuración de los servidores pero yo ya estaba muy cansado de ellos, seguramente hicieron algún cambio y pensaban que les iba a trabajar gratis; les comente que ya no hacíamos trabajo de mantenimiento lo cual me deseo suerte en mis proyectos. A los pocos días me escribió diciéndome que el dinero no era problema, que necesitaba ayuda, lo cual le dije que lamentablemente todo nuestro talento humano estaba enfocado en otros proyectos.
Lo último que supimos de ellos fue hace un par de semanas cuando le escribió a la chica Community Manager sobre la clave del Instagram (sí, la perdieron, al igual que sus dominios) a las 10.00 PM. Fue algo muy molesto, ella desde luego envió un correo diciéndole que al momento de dejar de ofrecerles el servicio de mantenimiento esa información estaba en un correo electrónico enviado a ellos.
Salir de ellos no fue una decisión para nada dura, cuando Dani nos volvió a escribir ya veíamos el infierno que se nos venía: un cliente molesto, mala paga, desordenado y profundamente ignorante. ¿Quieres una moraleja de todo esto? a veces no sirve de nada educar a tus clientes, si trabajan mal te salpicará y te ganarás unas cuantas úlceras gratuitas.
Si tú has vivido una historia infortunada con un cliente malo puedes contribuir en este blog,
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